Saturday 27 August 2016

IN THE NAME OF JESUS

"In the name of Jesus" vitoreaban el domingo pasado en la misa africana a la que fuimos invitados por nuestros amigos. En nombre de Jesús suelen pensar y actuar.Cuantas veces se me olvida a mi pensar y actuar en base a Jesús o simplemente en base a los demás que tengo cerca de mí o a las personas que les va a afectar mi decisión. Cuando rezan,rezan rápido como si se encontrarán poseídos..lo que pretenden es que el diablo no comprenda lo que le están contando a Dios. Sus anhelos,sus deseos,sus propósitos y más ahora que quieren olvidar todo lo vivido y comenzar. Nacer de nuevo.
Nacer de nuevo no implica olvidar, ellos son quien son por las consecuencias que han tenido que pasar. Nacer significa tener una nueva oportunidad. Me asombra la esperanza que tienen y contagian.¿Quièn soy yo para andar descorazonada por mis pequeñas cosas habiendo escuchado todas sus historias? Con ellos sólo me puedo liberar de mis quejas,de mis cansancios y poder pasar mis imposibles a posibles.
Me da por pensar es que la suerte que tenemos, los dones de nuestras vidas hay que ofrecerlos a quien en un momento de su vida los necesite ya que sino nuestros dones y talentos... nuestra suerte se irá. Pudiendo haber hecho con ella una gran inversión por nosotros mismos y por ellos. 
Un día me prometí no meterme a la cama sin haber hecho algo de lo que implique dar o contagiar alegría y ésto lo único que ha hecho en mí ha sido darme más alegría a mi misma porque al final la vida te premia,te hace afortunadamente afortunada por vivir de esta forma. Por meterte a la cama con una historia nueva, con una reflexión que te hace abrir nuevos frentes por los que luchar y así la bola va creciendo y creciendo...Y es que contra el vicio de pedir mejor es la virtud de dar.
En este caso un voluntariado no te hace ser bueno los días que estás dentro del mismo sino que te deja un sabor de boca para toda la vida. Quién se haya pasado un verano como voluntario retirando basura de la playa no creo que se le ocurra a lo largo de su vida tirar una colilla en la playa...y es que todo deja huella para toda la vida! Para bien o para mal pero deja huella. A mi este mes me ha pasado lo mismo. Ya no podré ver la problemática Siria o Nigeriana (entre otras tantas) de la misma forma porque son parte de mí. De mí como persona, como mujer, como cristiana y como ciudadana Europea. 

http://es.aleteia.org/2016/08/25/nigeria-la-violencia-de-boko-haram-provoca-una-crisis-humanitaria/

Abrir los ojos.
Abrir el corazón.
Abrir la mente.
Y abrir las manos.




Tuesday 23 August 2016

Que no se me acostumbre el corazón

La primera vez que llegamos nuestro centro, no teníamos muy claro qué hacíamos allí. Nos asignaron un centro en el que viven solicitantes de asilo que llevan ya tiempo en Italia y, o bien acaban de recibir los papeles y ya están trabajando, o los van a recibir en breves. Por tanto su función allí es aprender todo el italiano que puedan y buscar trabajo mientras tanto. Claro que han vivido situaciones muy dramáticas, pero parece que ya les quedan lejos, porque tienen más presente en su cabeza el deseo de avanzar, de traer a sus familias y de encontrar un buen trabajo. Por eso no quiero contar aquí ningún drama sino lo que de verdad me han enseñado las personas que viven allí, aunque estas pocas líneas se van a quedar cortísimas. Me gustaría escribir aquí sus nombres pero prefiero respetar su intimidad.
A. el primer día estaba reticente, mirándonos de reojo. Es egipcio, trabajaba en Libia antes de venir a Italia, y, aunque es muy tímido, poco a poco ha ido mostrando su lado más divertido, hasta llorar de risa cuando aparece A. K. Solo habla somalí y cuatro palabras italianas sueltas, pero con sus tres expresiones en somalí no solo se comunica, sino que hace a todos llorar de risa. De verdad, es una de las personas más graciosas que he conocido. También está con nosotros siempre H., de Burkina Faso, que siempre tiene preparado un sí a todo lo que le proponemos y una sonrisa. Casi todos tienen entre 18 y 21 años, pero si indagas un poco, puedes ver perfectamente en sus ojos la mirada de niños. Lo mismo le pasa a L., de Gambia. Vino a Italia antes de cumplir los 18 y lleva en el centro poco tiempo, pero tiene claro que quiere irse a Reino Unido. Le gusta tanto el fútbol que me llama "la Cristiano Ronaldo española" pero creo que es solo para que juegue con él.
Un poco más mayores son, por un lado "maestro S.", marroquí, que hace una labor encomiable como traductor en el centro. Siempre que puede, acompaña a los demás para ayudar con trámites y papeleo. Habla árabe, francés, inglés y es el mas aplicado con el italiano, siempre está haciendo "homework". Y por otro lado, nuestros queridos sirios, W., K. y A., que son del oeste y A., K. y S. del este. Han hecho un viaje larguísimo, cruzando toda Europa. Y siguen mirando hacia delante, viendo ya cerca el final del viaje. Admiro tanto y tanto su paciencia y su esperanza... W. tiene un niño de ocho meses, que si las cuentas no fallan, dejó en Siria cuando apenas acababa de nacer. Estaba terminando sus estudios de derecho cuando empezó la guerra. K. tiene a sus gemelos de un año en Siria; era profesor de literatura árabe en primaria.. De A. solo sabemos que tiene cuatro niños monísimos porque nos los ha enseñado en fotos, pero su gran amor por el árabe le impide aprender palabra de italiano, y es difícil comunicarse (verbalmente) con él. Sin palabras, es la persona más expresiva que he conocido nunca. Los tres se van a ir del centro en breves, a buscar trabajo, y en su ánimo se nota ya que están llegando al final de este largo proceso. Es verdad que los echaremos de menos, pero yo confío en que van a tener toda la suerte del mundo, la que se merecen, en su nueva vida. W. tiene un corazón gigante. Hoy nos decía hasta mañana con un gracias que nos ha llenado el corazón.
Voy empapándome de todos estos nombres, junto a sus sonrisas y sus guiños, sus "cómo estás" y su forma de agradecer la vida. Ayer hablando con K., sobre el futuro, sus sueños, es inevitable que salga el tema de la guerra y del largo viaje que empezó hace nueve meses y del que aún le queda mucho que recorrer, y por eso me siento tan agradecida y tan bendecida de que me haya dejado compartir con él esta mínima parte de ese camino.
Es inevitable ver a Dios en sus miradas de esperanza, en su paciencia y en sus ganas de vivir, aunque sus historias me abruman y me hacen sentir muy pequeña a su lado. 


"Que no se me acostumbre el corazón a creer que me quieres como a ellos, pues seguro que ellos son tus preferidos, y por eso me has puesto en la acogida, para dar yo contigo la bienvenida, y que se sientan a gusto entre nosotros". 

GRACIAS

Thursday 4 August 2016

“Let’s get together, together we are one family!”


              "I am coming”, “dopu” (after), “maybe” and “no problema” are the most used words during this 3 weeks. Somehow, they summarize the experience and reality of the guests who live in our center.

                After arriving to Sicily migrants are sent from the reception center to one of the many migrant centers in Italy. According to the Dublin convention, they have to ask for asylum in the country where they arrive. After filling in the C3 form they start the long process of… doing nothing. It is not possible to predict how long their process is going to take. It can take 3 months or more than 2 years. No one knows. During this time, they attend Italian classes for an hour a day and they have very big days full of… nothing (or full of pain if they choose to think about their way and unpredictable future). Because of the Italian health and security laws they are provided lunch every day from a catering company. The food is really good but it is exactly the same every week, and Italian food and African food are not similar at all. Due to this long waiting process, it is difficult for the guests to find meaning to the lives there are having now. Our role here, as volunteers, is to try to fulfill their days with activities as well as to try to welcome them in Europe and stablishing meaningful relationships.

                In our first day here, an operator said “Refugees are not evil nor saints, they are human beings”. I am glad I got to testify this in all the ways. There were arguments and beautiful moments of regret and forgiveness. We played together, we shared games, songs, meals and even birthdays. We worked together and built a really nice common space outside, with a table, chairs, a garden and decoration. Besides our countries flags and drawings there is also a big sign where they wrote “Let’s get together, together we are one family!”. Without even realizing, I started to love them. Now they are not human beings anymore, they became my friends. Friends who really pay attention to each other. Who give you food, share their drinks and borrow you shoes. Friends who share the terribly sad stories of their lives and still trust God and are willing to spread their believes. Between friends the language barrier loses power. We are able to play and talk using words from many different languages. I am no longer worried about entering their rooms in the morning to wake them up or call them outside, even though “I am coming” or “dopu” will probably be the answers and the process has to be repeated at least 3 times. Friends who sing together, make “family” bracelets and happy birthday cards. Friends who can sit in silence for a while or talk for hours. Friends are also people to whom saying goodbye is difficult, even when we know there’s a good future for them who is just about to start. These friends, these people are the ones with whom we have been sharing our last 3 weeks.

                During this time, almost every day we were reading the terrible news of terror acts happening worldwide. I wish the stories and strength of the beautiful people I met here could be spread by the media in the same way. Our problem is not them. The problem are the things they are running from, the things that made them take the risk to cross the sea. I hope one day all Europe could answer them in the same we answer our friends help requests.

Rita Fonseca
(Portugal)