Primeros días en una Italia que nos abre las puertas, que nos acoge, paradójicamente, para acoger, para acompañar. Siendo la puerta de una Europa que es, para tantos, la meta por la que llevan mucho recorrido, mucho luchado, mucho vivido.
Y así, empezamos a compartir historias de vida, de orígenes, y de mucho en común dentro de la evidente diversidad que se respira en el centro Borgo Croce, en Ragusa, Sicilia.
Un balón de futbol que siempre es excusa para un ratito de juego distendido, incontables manos estrechadas, permanentes "Where are you from?/Tu viens de quel pays?", ayunos de Ramadan para algunos, comida y mesa compartida para otros...una conversación espontánea que resulta liberadora...
Mapas y banderas que identifican y representan, miradas que hablan orgullosas de costumbres, de música, de gastronomía...
Buscando entrega en nuestros gestos. Decisión en nuestros pasos. Fortaleza. Alegría en medio de las dificultades. Constancia en el cansancio. Abrir nuestra caja torácica y dejar libre el corazón. Dejarnos sorprender por ellos, por Tí.
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